Soy una extraña criatura, el aire me lastima en la garganta, en la piel y en las pupilas de los ojos pequeños que tengo. Tengo párpados pesados y grandes ojeras, las lágrimas tiñen la piel de violeta, o verde, o verde violáceo, no sé pero las ojeras son porque me como las horas llorando o recogiendo pedacitos de hojas que se van secando por el frío de estos días. Las horas son áridas, dice la gente que se llama tristeza, yo digo que es arte, el arte de ser con suavidad suave, es ahí donde radica mi extrañeza, soy demasiado blando, enamoradizo, enfermizo y genuinamente retraído. Los sueños son el único lugar donde me siento cómodo, hace unos días aprendí que puedo manipularlos. Sí, sé que estoy soñando y cuando la situación se torna como una pesadilla puedo cambiarme de escenario o matar al ladrón que me persigue o despertar si la cosa se vuelve incontrolable. Despierto lleno de sudores, con el corazón punto de salirse de mi pecho y con los ojos hinchados, la adrenalina me recorre entero.
Todavía no puedo decidir con quien soñar, es raro ya que si puedo controlar lo que pasa también debería poder escoger a los actores de la escena. Definitivamente te elegiría porque tienes esas pestañas que guardan los ojos que más me gustan, confío que alguna noche pueda hacerlo.
Me he visto acostado enfrente de mí durmiendo, y yo observando la casa dormida, los perros roncando, los peces nadando silenciosamente para no despertarme. Me veo tan indefenso cuando duermo, sé que no me creerás pero es verdad, me he visto dormir, como si entrando a una habitación, en la cama estuvieses durmiendo tú mismo, desnudo o con un pijama blanco o sin camisa o sólo con calzoncillos, no sé como duermas pero yo me he visto así: durmiendo, pequeñito, indefenso, como esperando que me ataquen los demonios de la noche porque no estás para defenderme de ellos. tengo la sospecha de que si alguien estuviera a mi lado no se atrecerían a acercarseme pero nunca ha habido alguien que duerma a mi lado y me rodeé el cuerpo con su brazo o que respire en mi cuello para recordarme que sigue ahí. Por eso en las noches de miedo amanezco con rasguños en las piernas y en la cara. Los demonios esos no admiten a nadie más mágico que ellos y se sienten amenazados por mi presencia, por eso vienen a descobijarme o a decirme en el oído que pronto debo morir.
No he mencionado algo que me llena de vergüenza, desde que nací tengo unas alas muy raras en la espalda, ¿dónde más podría un ser tener alas? pero siempre las escondo bajo la ropa. Sé que no soy el único de mi especie porque los he visto en la calle, los identifico por el color aguamarina adentro de los ojos o por las ojeras. no son ojeras, es como un polvito que despiden y se instala en la parte baja de los ojos, no sé si sea su olor, todos se ven bien, me gusta verlos, saber que están ahí y la complicidad que siento cuando me devuelven la mirada. Cuando era pequeño, sentía que era el único, era como si apestara, la gente me huía siempre y luego,cuando me cansé de sus huídas, crecí. Fui descubriéndolos a todos, en los camiones, en la plaza o en la escuela, a mi se me notan mucho la alas, las ojeras, el timbre agudo de voz, pero hay unos que saben esconderse muy bien, podrían pasar perfectamente desapercibidos frente a las criaturas normales o que dicen serlo. Creo que a todos les debe ser más cómodo soñar porque en este lugar de aire conservador, agua salitrosa, tierra suelta y fuego escaso, aquí. Aquí uno no puede volar libremente, ni dejar de llorar para que no se den cuenta que no son ojeras lo que uno tiene sino polvo mágico verdemorado que nos ayuda a ver lo que los demás no ven, o no quieren ver. Empecé diciendo que soy extraño pero no porque lo crea sino porque las otras criaturas, que nunca tendrán alas ni aguamarina en los ojos, ellos lo dicen. He pasado la mayoría del tiempo aquí junto a mi cama o en el jardín, recogiendo pedacería de otoño o llorando por ejercicio, los ojos pequeños me duelen. Anoche intenté soñar con todos los extraños que he visto en la calle, en especial contigo, intuyo que tus alas son hermosas aunque no las he visto todavía. Soñé que aprendía a volar, nunca me había atrevido a ver mis las desenvueltas, dolían un poco más que cuando las ocultaba pero el dolor pasó cuando lentamente fui haiéndolas mover, cerré los ojos y el polvito del que te hable empezó a hacerme ver con el alma, vi a muchos más como yo, también volaban sobre la ciudad dormidibunda, en mi sueño estabas tú, yo, los demás, nadie usaba ropas, ni cadenas, ni se avergonzaban al tomarse de las manos o besarse, era una danza maravillosa sobre las otras criaturas dormidas que ni siquiera sospechaban de nuestra existencia.
Te detuviste frente de mí, acababas de extender tus alas, lo supe por el intenso color que despedían. Tus alas son hermosas, lo sabía, las mías me asustan por el fuerte olor a magenta que emiten pero se siente bien cuando el oxigeno me toca la piel. Tos ojos son más tímidos que los míos aunque más grandes y más claros. Siento algo en el corazón. No quería despertar pero así es la fantasía, no dura mucho tiempo. Espero encontrarte al cerrar los ojos, no sé porque nuestras alucinaciones se conectan pero me gusta. Sigo siendo extraño, pero las ojeras de mis ojos han empezado a desaparecer. Cuando te encuentre te preguntaré si te gustaría seguir volando a mi lado o si prefieres que me olvide de soñar.
1 comentario:
Perfecto.
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